CUERNAVACA. La retrospectiva de 50 años de Joseph Lofton que se exhibe hasta el 11 de marzo en el museo Jardín Borda es motivo suficiente para visitar esta ciudad de eterna primavera que ha sido el hogar del artista afroamericano desde 1991.
La exposición, inaugurada el 2 de febrero por Martha Ketchum, directora del Instituto de Cultura de Morelos, incluye alrededor de 80 cuadros realizados desde 1956 hasta 2006, divididos en cuatro colecciones: “Abstractions”, “Toda es música”, “Con México en el corazón” y “Medio ambiente”.
Si bien cada colección representa un período diferente de la vida del artista, hay un estilo y una composición claramente definidos que conectan todas sus pinturas. Su obra se define por el uso de colores brillantes y pinceladas angulosas y audaces, como también por la tendencia a dibujar las personas de forma plana y frontal, con escasa atención a la perspectiva. Este estilo naif se ha convertido en su sello característico, que el artista ha desarrollado de una forma muy particular.
Ritmo visual
El ritmo es otra constante en su obra y se destaca especialmente en los bailarines del salón de baile
Savoy, lugar que Lofton frecuentaba hace años en Harlem. Sus figuras, que se inclinan y se mueven en
perfecta armonía, fluyen sobre el lienzo. Su amor por la música se ve reflejado en uno de sus temas
favoritos: músicos de jazz tocando en famosos bares de jazz de Nueva York. Trompetistas, pianistas y saxofonistas se reúnen en estos pequeños clubes y tocan hasta altas horas de la madrugada.
La innovadora técnica de Lofton consiste en un collage de su propia creación. Recorta partes de lienzo pintado y las pega sobre el cuadro original. También acumula capas de pintura acrílica, lo que añade textura a sus cuadros.
Las obras más recientes de su colección “Medio Ambiente” abordan temas mundanos, como la intolerancia religiosa, la guerra, el racismo y la desigualdad. “El artista debe reflejar inevitablemente su época… esta es mi época”, afirma el artista.
En una pintura, el artista deja clara su postura contra la guerra al incluir la cita “Prefiero la paz más injusta a la más justa de las guerras”, escrita notoriamente para que el público la vea.
Lofton nació en Orlando, Florida, pero se mudó a Nueva York con sus padres cuando era pequeño. Desarrolló su estilo en el Art Students League (1948-1954) y la New York School of Visual Arts (1971-1972). Sus primeros trabajos se vieron influenciados por el movimiento del expresionismo abstracto de Nueva York de los años cincuenta y sesenta.
Aunque vivió y pintó en Nueva York la mayor parte de su vida, Lofton viajó a México con frecuencia durante 30 de esos años. Finalmente, decidió radicarse en Cuernavaca de forma permanente en 1991. “Tengo mi estudio y pinto todos los días”, comentó el artista. “Es como estar de vacaciones”.
Una gran parte de las obras recientes de Lofton está influenciada por México, con temas como las quinceañeras, los artesanos que venden sus mercancías, los inmigrantes que dejan sus hogares y se dirigen hacia los Estados Unidos, y Moña López, una interpretación mexicana de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci.
México y África
Si bien los diseños, los ornamentos y las figuras son decididamente mexicanos, también hay cierta similitud con los motivos africanos. Es como si los temas mexicanos y africanos se unieran en sus obras, lo que las hace aún más universales.
Esta es la primera retrospectiva de Lofton desde 2003, cuando expuso su colección “Of Mythology, Legends and Other Things” en el museo Taller Siqueiros de Cuernavaca. Algunas de esas pinturas están incluidas en su exposición actual.
El artista, de 83 años, dice que se siente muy a gusto en México y que no tiene intenciones de volver a vivir a los Estados Unidos. Le encantan las personas y el clima de Cuernavaca, y se inspira en las montañas cercanas. “Probablemente moriré aquí, y pediré que esparzan mis cenizas sobre estas montañas”, comentó.
Pero Lofton está muy ocupado pintando y creando para pensar en su mortalidad. Quizá ese sea su secreto para tener una vida tan larga y fructífera.